Una noche de calor extremo al ritmo del DOOM
El pasado martes 25 de marzo de 2025, la emblemática banda de heavy metal PENTAGRAM aterrizó en Buenos Aires para ofrecer un show que no solo fue una descarga de riffs potentes, sino un viaje al pasado de un género que sigue marcando la historia del metal. La cita fue en Uniclub (CABA), identificado como uno de los templos del metal en la ciudad, que se llenó de seguidores ansiosos por presenciar una de las bandas más influyentes en la historia del doom metal.
Antes de la aparición estelar de Pentagram, el escenario se calentó con la energía de dos bandas locales que no solo cumplieron su rol como teloneras, sino que dejaron su huella. La primera en subir fue WICCA, prendiendo fuego el escenario con su propuesta de riffs sucios y oscuros, una vez mas dejando en claro que la noche estaría dominada por la fuerza del Doom. Si bien al inicio parecía que no había nadie, la respuesta del público fue inmediata: un público dispuesto a rendirse ante el metal más crudo. Si algo debo destacar de la banda es la imponente presencia de su cantante Aixa Salvatore, marcando la diferencia en la escena del doom. Con una lista de seis temas, debo decir que a mi gusto Wicca debía estar antes de Pentagram ya que el público y la noche lo dictaba asi.
Le siguió MONJE, que subió al escenario con una propuesta más “podri”, a medio camino entre el stoner y el doom, logrando crear una atmósfera densa que a mi gusto se apartaba de lo que era una fiesta al nivel Pentagram. Aunque al inicio tuvieron un par de inconvenientes, supieron salir adelante con elegancia, fuerza y con la oscuridad que los representa.
Pero, claro, todos esperaban a PENTAGRAM. Con una larga trayectoria desde su formación en 1971 en Alexandria, Virginia, la banda comandada por Bobby Liebling sigue siendo un icono del heavy metal y, especialmente, del doom metal, un subgénero que ellos mismos ayudaron a definir junto a los legendarios Black Sabbath.
Al poco de subir al escenario, los primeros acordes de “Live again” comenzaron a retumbar, y fue como si el tiempo no hubiera pasado. La sala vibró con el peso de la historia del metal, y un mar de cabezas se movió al unísono.
Con un Uniclub estallado de gente, casi al límite de no poder respirar por la magnitud y el calor sofocante, Boby Liebling con su inconfundible voz rasposa y su presencia imponente, lideró la banda con una energía desbordante, pese a los años que pesan sobre su cuerpo. La formación que lo acompaña, sólida y profesional, hizo que cada tema se sintiera como una descarga de pura potencia. Con clásicos como “Sign of the Wolf” y “Forever my queen”, la banda repasó lo mejor de su carrera, dejando claro que el legado de PENTAGRAM sigue intacto, incluso en tiempos donde la escena del metal parece más fragmentada.
El público, que ya estaba entregado desde el primer acorde, no paró de interactuar con Boby y corear. Era claro que ésta no era una simple banda más en su recorrido; era una leyenda que tocaba en casa. El sonido de la banda se escuchó nítido, contundente, y perfectamente en sintonía con la atmósfera sombría que los caracteriza.
Durante el show, Liebling se mostró cercano, interactuando con su público y agradeciendo el cariño. En un momento de la noche hizo referencia al meme que circulaba por las redes, lejos de enojarse se lo tomó con gracia abalado por su público.
A medida que el concierto avanzaba, las luces se atenuaban, y la oscuridad tomaba cada rincón del recinto. PENTAGRAM no solo entregó un recital lleno de clásicos, sino que ofreció una experiencia emocional, que iba más allá de la música. Los seguidores se sumergieron en un viaje donde la nostalgia y la celebración de los orígenes del metal se hicieron una sola cosa.
Cuando parecía que todo terminaba, volvieron para cerrar una noche inolvidable con sed de más y un público que salió satisfecho, sabiendo que había presenciado una de esas noches que solo las leyendas pueden brindar. PENTAGRAM no solo tocó en Uniclub, sino que reafirmó su lugar como uno de los pilares del metal mundial. Y así, el martes 25 de marzo pasó a ser una fecha más para el recuerdo de todos los fanáticos que siguen creyendo en el poder del doom metal y en la inmortalidad de las leyendas del heavy metal.
Crónica: Yamila Galop / Fotografía: Cacta