Más argentino que el dulce de leche ¡Megadeth!

Qué hace que un recital heavy sea impresionante?¿La banda? ¿El setlist?¿El público? ¿La previa? ¿La banda soporte?¿El recinto? Si en todas dijiste “Si” entonces sabes de que espectáculo hablo. MEGADETH, más argentino que el vino y el pogo. La noche, la segunda de tres fechas en el Movistar Arena, fue sin duda alguna la mejor. Dave Mustaine cumple y da de sobra.
En la previa tormentosa de Buenos Aires, Villa Crespo vio a 3 cuadras repletas de gente que ansiaba entrar al Movistar Arena que todavía no había abierto sus puertas. Entre el ansío y la venta de remeras, stickers, parches y cerveza callejera típica de un recital, paseando entre las personas yacía un Vic Rattlehead que se sacaba fotos con todos. El público estaba muy tranquilo en la previa al ingreso, incluso diría que hasta sobrio ya que no había muchos bebiendo.
La fila empezó a moverse, los del campo vip ingresaban por la calle Corrientes, los demás (plateas y campo trasero) por Humboldt. Cada quien con su entrada, algunos con su QR pudieron ingresar a este mini estadio con todos los chiches. Comida rápida de todo tipo, merchandising, 2 o 3 asistentes por baño y zonas (era para organizar, para que nadie se cole a un lugar donde no pertenecía). Si bien hubo un poco de ‘pica’ en el campo (que curiosamente se adelantó unos metros en comparación con la fecha del sábado), una pareja bailando el vals y gritos de efervescencia, el ingreso fue tranquilo.

Llegada las 20 hs, con el recinto a tres cuartos, apareció AGAINST en el escenario dando cátedra de la nueva ola del Heavy Argentino. Siendo una de sus mejores presentaciones hasta esta fecha. En su canción más reconocida “El libertador” se la dedicaron a todas las personas que la estaban pasando un mal momento y a aquellas personas que fueron despedidas de sus trabajos. Los argentinos se despidieron con  agradecimientos para todos aquellos que hicieron posible su presentación y al grito de ¡Aguante el metal argentino y aguante Megadeth!

El público manija coreaba una y otra vez el nombre de la banda estadounidense, que se hacía desear. El Movistar Arena estaba repleto, casi lleno en su totalidad. A las 21.15 hs todas las luces se apagan y la gente empieza a gritar y corear. El escenario empieza a vislumbrar humo y luces blancas, un bombo suena cada tanto como tambor de guerra y se escucha al presentador: “Buenos Aires… Ladies and gentleman… (el último grito fue poco claro y no aseguramos que sea 100% verídico) bring a leyend“. Instantáneamente empezó a sonar el tema que le da nombre a la gira “The sick, the dying…and the dead!” con un riff entrecortado por el mal arranque de una guitarra que se solucionó en segundos.

El público fue una locura, pogo por todos lados, crowd surfing por doquier y un mosh pit asesino en el campo trasero. Riff tras riff, palabra por palabra y hasta los solos se cantaba. Tanta fue la energía que el mismo Mustaine dijo que el público fue mejor que el día anterior en varias ocasiones (el cual más adelante ampliaremos). Y antes de cada canción que anunciaba recalcaba “ustedes ya se la saben”. Los que  vimos desde las plateas teníamos ganas de rememorar a un loquito que fue a ver Slipknot y saltar esos 3-4 metros que nos separaban del campo vip, que de no ser por la insistencia del personal del recinto, hubiese sucedido algo similar.

 

Los norteamericanos se encargaron de darnos todos sus hits, 17 temas, destacando “She-wolf” y “Countdown to extinction” los dos grandes agregados de la noche. Cada canción tenía expresividad y gesticulación de manos del cantante. Usualmente en los shows podemos ver un despliegue de virtuosismo y solos largos y expresivos de lucidez, acá no sucedió eso. Si hubo solos, pero fueron limitados, cumpliendo con lo justo y necesario, siendo exacto a los de los discos. Los músicos se escaparon del escenario en cuatro ocasiones, la primera después de “Sweating bullets” para volver y que el público ovacione a Dave, la segunda (que curiosamente fue la siguiente canción) después de  “Hangar 18“, los otros escapes fueron después de “Tornado of souls” y de ” Peace sells” donde apareció Vic a saludar y “bailar” un poco y después se fueron todos atrás. Todos estos escapes fueron para cambiar las guitarras, siendo la última la más polémica y hermosa. Una Flying V con los colores de Argentina. ( Data: a fines de los ’90s el colorado se puso unos listones celestes en la guitarra, no es la primera vez que hace una cosa como está en nuestra patria.)

El show terminó con “Holy Wars” la cuál alargaron para que Dave nos presente a la banda y les demos un gran aplauso. Al finalizar mientras tiraban púas , baquetas y muñequeras sonaron tres canciones pregrabadas “Silent scorn“, la versión de Sid Vicious de “My way” y “Shadow of death” en esta última se lo vio al colorado tirarse unos pasos de baile. Sin duda alguna Megadeth es una bandaza, cumple con el show. Para algunos fue una presentación corta dónde faltaron clásicos y que el precio a pagar fue excesivo en comparación a sus expectativas. Varios que fueron a la primera fecha se sintieron estafados por el gran tamaño del campo vip y la cantidad de canciones en comparación con la del domingo. Aquí creo que se encontró el factor del público. En todo recital hay un caraculico con los brazos cruzados esperando a que nadie lo empuje. Tenemos a los grabadores seriales que te ponen el teléfono en la cara con tal de grabar al músico tamaño hormiga y en mala calidad, a los que hacen vivos de Instagram,  los que les molesta el pelo del otro en el headbang, a los que te dejan tirados cuando te caes en vez de hacer un hueco, a esos que no van a vivir la música, ni la experiencia, solo van a figurar. Megadeth no es para estos. Megadeth es para el manija, el poguero, el thrasher, el cabeza de tacho, el gritón, el molesto. Para hacer una coreo anda a otra cosa, porque se demostró que Megadeth está para los que de verdad saben vivir un recital.

Cronica: Cande Alvarez

Fotografia: Carlos Bobadilla

Gracias AKE MUSIC, Vicky Roa y Nillo por la acreditacion !!!