Los sueños cumplidos de todo el metal argentino
Crónica: Cande Alvarez / Fotos: Maru Debiassi
Si algo caracterizó a toda la movida fue su fidelidad por las bandas locales. Desde recorrer las rutas hasta atravesar la Capital Federal caminando. En otra época y una generación distinta a la actual, existían templos sagrados obligatorios para el rock y el metal, templos que ya casi no existen. Solo se salvaron unos pocos, y el más recordado abrió sus puertas una vez más. El Estadio Obras Sanitarias sigue en pie, con la banda que jamás olvidó sus raíces.
El 17 de agosto, día conocido por ser el paso a la inmortalidad de Don José de San Martín, se vio opacado por la presencia de otro prócer a la cabeza. Un prócer proveniente de La Matanza, un prócer decidido a conquistar corazones, a atravesar almas, un prócer lanzado a no quedarse en el tiempo, un prócer determinado a dominar el Heavy Metal argentino.
El estandarte cumplió una promesa realizada en los 90’ a un amigo, una eminencia de las seis cuerdas que emigró a los cielos. Y desde este día hasta el final de los
tiempos la historia queda escrita: Horcas llegó a Obras, y cumplió el sueño de Osvaldo Civile.
Esta noche histórica comenzó con la nueva sangre. El primer batallón apareció a las 20, DARLOTODO brindó un espectáculo corto pero potente. La agrupación nu metalera comenzó con una intro lleno de scratch disc digna de Limp Bizkit para darle paso a “Libérame” y desatar el caos. “Soledad” y “Sangrar” brindaron a los espectadores idea de la masacre que se avecinaba.
A partir de la mitad de su batalla, la pantalla de fondo anunció que llegaron los refuerzos amigos: El primero fue León Pardo de Nvlo para liberar todo el “Dolor” de sus enemigos. El segundo fue Kanario de Plan 4, un hábil emisario del “Apocalypsis”. El tercero fue Emiliano Rojas de Pr3ssion quien invocó el alma de Sepultura e interpretaron “Roots bloody roots”. En el final la banda cerró con “La venganza” y la promesa de que se verán nuevamente sus caras en los escenarios.
La espera de tan solo poco más de media hora se tornaba en lo que parecía siglos. El templo se completa y el pueblo aclama por sus héroes . Pasadas las 21 las luces se apagan, el aire se vuelve más denso, y un sonido ensordecedor acapara la atención por delante de las narices mientras una cuenta regresiva enaltece a todos. Cierren los ojos por un segundo y sueñen . Ábranlos y vívanlos. HORCAS está en el Templo!
Las luces del escenario se encienden a la par del sonido de las guitarras, Horcas estaba en Obras y la euforia de los presentes estalló por los cielos. Las estrofas de “Rompo el dolor” se entonó como si se tratase del himno más legendario. Las nuevas y viejas generaciones se unían como una familia que se abraza los domingos en el asado. Entre los primeros temas la familia salta, grita, canta, baila, poguea y es imposible no recordar las viejas travesías. La nostalgia vibra en el ambiente y al primero que golpea es a Walter Meza, quien relató el viaje de muchos provenientes de la zona oeste de Buenos Aires y rememoró: “Alla por los 90s recuerdo cuanto todos veníamos en el bondi, todos heavy metal, tomar el 28, estación Rivadavia y caminar todas esas cuadras para ver a Riff. Hoy mis amigos me dicen ‘Loco estamos haciendo lo mismo por vos.’” Al cantante se le quiebra la voz levemente y toca los corazones de quienes realizaron por primera vez el camino que pronto marcharán nuevamente.
Los himnos del corazón siguen sonando y el frontman no desaprovecha la oportunidad de dedicarle un aplauso luego de “Familia” a Willy Quiroga de Vox Dei, quien recientemente se retiró de la música, y proseguir con “Abre tus ojos” donde las voces sumidas en la timidez perdieron el desdén y abrieron paso al alma. Este evento se dio en el marco de la presentación del disco “El Diablo”, del cual tres canciones fueron estrenadas en vivo. El recibimiento de “Ciego para ver” demostró no solo el éxito del disco, sino también la fidelidad de los presentes al cantar a todo pulmón los temas de un disco que salió hace un mes. Los otros inéditos de esta noche fueron “El Diablo” y “El infierno que inventas”. A su vez la banda anunció que saldrá de gira tanto por el conurbano bonaerense como en el país.
Como recompensa por el seguimiento firme a través de los años, por no engancharse en la disputa de la herencia de Civile, sus nombres y sus títulos; para aquellos que ahora estaban con sus hijos, aquellos que estuvieron desde el comienzo, Horcas les dedicó “Muerto en la calle” y ellos respondieron con fervor.
Poco a poco los clásicos salían a la luz anunciando un inminente fin, pero eso no importaba, ya que la fiesta queda grabada en los corazones. Una de las grandes vivencias fue “Argentina”… Los círculos se armaron uno al lado del otro, sin dejar hueco para un posible escape de un buen pogo. Banderas albicelestes aparecieron de la nada, como si cada una tuviera una vida propia. El pecho de los presentes latía como uno solo y los cantos se unificaron en una voz imposible de acallar. Entre todas las voces, una tuvo la posibilidad de subir al escenario. La nueva generación estaba presente. Walter puso en manos de un músico infantil los deseos de cualquiera y en conjunto cantaron “Esperanza”. Todos ovacionaron a Lucas, el niño de menos de 11 años, por su buena aparición.
Llegado el final, las promesas y los deseos salen a la luz. La esencia de un amigo perdido en el tiempo, pero jamás olvidado. Cuando el momento de “Vencer” llegó, el nombre se hizo presente “Somos la banda de Osvaldo Civile, le prometimos seguir con Horcas y siempre dijimos de tocar en Obras, y lo cumplimos”, confesó Walter que con un grito al cielo y con las palabras provenientes del corazón aclamó: “Osvaldo Civile llegamos a Obras papá.” Con el legado intacto, las imágenes del difunto violero se hicieron presentes y en conjunto con el solo pasional de Lucas Bravo se robaron las lágrimas de mas de un presente.
Como es costumbre, la banda cerró con los temas más conocidos del metal argentino. Con la energía de “Solución Suicida” el showman se arrojó a los brazos de la gente, como hacía 20 años atrás. Y le recordó a todos que los “Sueños” se viven, y que todo fue posible gracias a todo el equipo de trabajo que tiene detrás. Los sueños se viven y se disfrutan. Y todo lo bueno tiene un final. Así el himno metalero sonó en el templo del rock. Como las trompetas que anuncian el apocalipsis, el fin de una era y el comienzo de otras, “Destrucción” marcó el último pogo en Obras, al menos por esa noche. Si el objetivo era llegar al Estadio más memorable ¿Qué sigue ahora? Seguir cumpliendo sueños y vivirlos. Llegar a lo más alto para nunca bajarse y recordar siempre de dónde vinimos, así como lo hace día a día Horcas.
Setlist:
Darlotodo:
1- Intro
2- Libérame
3- Soledad
4- Sangrar
5- Dolor (Ft León Emiliano Pardo Nvlo)
6- Apocalypsis (Ft Kanario Plan4)
7- Roots bloody roots (cover de Sepultura) (Ft Emiliano Rojas Pr3ssion)
8- La Venganza
Horcas:
1- Rompo el dolor
2- Fuego
3- Cazador
4- Garras
5- Mano dura
6- Sin lágrimas
7- Familia
8- Abre tus ojos
9- Punto final
10- En la jaula
11- Gritando verdades
12- Ciego para ver
13- Rabia
14- El diablo
15- El infierno que inventas
16- Muerto en la calle
17- Miserable
18- El juego
19- El cambio
20- Golpe a golpe
21- Reacción
22- Argentina
23- Esperanza
24- Vencer
25- Solución suicida
26- Sueños
27- Destrucción