HELLFEST 2024

Por primera vez Nepenthe Rock Press estuvo acreditado al HellFest 2024 en Clisson (Francia), un evento increible que se viene haciendo desde ya hace varios años donde reune a grandisimas bandas de Heavy Metal de todo el mundo, en esta edicion tuvo como headliners a Metallica, Foo Fighters, Machine Head y Avenged Sevenfold, pero acompañaron al cartel importantisimas bandas como The Offspring, Fear Factory, Accept, Saxon, Dark Tranquility y muchas mas .

Cronica: Margot Devalois

Fotografia: Jaime Garcia Pèrez

DIA 1

Realizado desde 2006 en un pueblo francés de menos de siete mil habitantes llamado Clisson, Hellfest se cuenta entre los eventos metaleros más importantes de cada año, con casi 190000 personas asistiendo a su edición del 2023, y ahora con su edición del 2024 también consistiendo de cuatro días a pura música pesada.

 

 

En el escenario principal a las 18:00 pudimos ver a los enmascarados rusos Slaughter To Prevail, capitaneados por el cantante Alex Terrible y su máscara demoníaca dorada. STP es una de esas bandas donde la idea detrás del grupo es más atractiva que la práctica: esta especie de deathcore cavernícola tiene mucho para entretener, como queda obvio con ya clásicos como “Demolisher”, “Baba Yaga” y “Viking”, pero en estudio el puñado de buenos tracks queda sepultado debajo de demasiado material que me deja tibio. Por suerte, en vivo STP tienen la posibilidad de elegir las mejores instancias de su catálogo y en el escenario del Hellfest lo hicieron de manera efectiva, con la gente acompañando a Alex con sus brutales gritos guturales en las canciones antes mencionadas y en otras como “CONFLICT” y “Kid of Darkness”. Ojalá mejoraran en estudio, porque en vivo con STP se pasa un buen rato.

Nos dirigimos al escenario principal para ver a Kerry King, amo de los riffs en Slayer y que ahora se centrara en su carrera solista. Claro, el tema acá es que From Hell I Rise, su álbum debut, es un disco al que no le tenía mucha fe en las semanas previas a su salida y un par de escuchadas confirmaron mis sospechas, con muchas de las canciones sonando como descartes más o menos pulidos de canciones de los últimos trabajos de Slayer. Pero eso es en estudio, y en vivo quedaba ver cómo salían las cosas.

La mayor parte de las canciones de las presentación de King en el Hellfest salieron de su disco debut, porque tiene que demostrar que hay vida después de Slayer, pero queda claro que la enorme mayoría de los asistentes estaban ahí para escuchar los clásicos. Es así que entre instancias como “Shrapnel” y el tema título “From Hell I Rise” también pudimos escuchar “Black Magic” y el clásico inmortal “Raining Blood”, con Mark Osegueda demostrando en las voces que tiene la suficiente espalda como para encargarse de todas estas canciones sin despeinarse. Mucho circle pit y pogo, aunque ya para las 19:30 el cansancio de muchos en el público era visible, con muchos puños extendidos y cabeceos discretos.

A las 21:25, el escenario principal tenía todo el campo colmado para ver a las que de seguro eran las mayores estrellas de este primer día del Hellfest 2024, con Megadeth tomando por asalto el escenario. Déjenme decir que Dave Mustaine me parece una de esas personalidades que dividen al mundo del metal: resentido, peleador, ególatra… e indudablemente un compositor tocado por la varita y uno de los guitarristas más icónicos de la música pesada.

Su habilidad con las seis cuerdas ya está clara, pero el pelirrojo siempre la tuvo complicada con las voces: nadie va a negar que es por lejos el peor cantante del Big 4 del Thrash, ni siquiera él. Pero ya con esas expectativas, su voz se escuchó en forma para todos los que ya sabíamos cómo suele sonar arriba del escenario, sobre todo en “Skin O’ My Teeth”, y por suerte el bajista James LoMenzo y el recientemente llegado guitarrista Teemu Mäntysaari acompañan con coros para aliviar la carga del eterno líder de Megadeth, mientras Dirk Verbeuren es un reloj suizo detrás de la batería. Que las canciones estuvieran con la afinación más baja también ayudó.

Más allá de los temas vocales, que era lo que se esperaba, el set del cuarteto fue imparable: a pesar de ser de sólo una hora, pudimos escuchar “Tornado of Souls”, “Symphony of Destructions”, “Holy Wars”, “Mechanix” y demás clásicos eternos del thrash, con un par de canciones del último “The Sick, the Dying… and the Dead!” como para balancear las cosas e incluso sumando “Kick The Chair”, canción que no tocaban en vivo hace década y media. No creo que alguien se haya ido insatisfecho, con el público frente a la imagen de Vic Rattlehead extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. Las cosas en este primer día podrían haberse terminado ahí para el metalero más tradicional, pero en el escenario principal quedaba un grupo más por presentarse.

Al segundo día y pasado el mediodía nos dirigimos al escenario principal para ver la presentación de las japonesas Lovebites. Siendo esta su primera actuación en el Hellfest y con una audiencia considerable, el grupo se centró en su último disco durante su breve set de media hora, con Miyako y Midori brillando en las guitarras y la base instrumental de la bajista Fami y la baterista Haruna entregándolo todo en “Holy War”, “The Hammer of Wrath” y “Soldier Stands Solitarily”, por nombrar algunas. La cantante Asami no tendrá la mejor pronunciación del inglés, pero demuestra su potencia en cada canción, además de hacerlo con un enorme vestido de gala pese al calor de la temporada. Un espectáculo corto pero muy correcto.

En el escenario principal se daba una batalla de las máquinas con la actuación de las leyendas industriales Fear Factory. Un FF sin el histórico Burton C. Bell detrás del micrófono es algo que nadie se esperaba y lo más seguro que el guitarrista Dino Cazares tampoco lo hubiera imaginado, y es por eso que tardó tanto tiempo en revelar la identidad de quien ocuparía un puesto tan complicado, siendo el italiano Milo Silvestro el encargado de plantarse frente al micrófono.La dualidad de voces podridas y limpias características de Fear Factory es muy complicada para un solo cantante, pero arriba del escenario del Hellfest Silvestro demostró que tiene lo que se necesita para hacerse cargo de la tarea, más allá de la sospecha de que pudiera haber alguna pista  de apoyo. Con un setlist apoyado más que nada en el clásico Demanufacture, la guitarra de Dino sonó tan brutal como de costumbre y el barbudo Tony Campos hizo lo propio en el bajo junto al recién llegado Pete Webber, que tuvo sus imperfecciones detrás de la batería pero cumplió su tarea.

Tras una caminata al escenario Altar nos preparamos para ver a Ne Obliviscaris, la gran esperanza del progresivo extremo en esta era post Opeth abandonando el death. Los australianos dieron un set de apenas cinco canciones, pero si consideramos que sus composiciones frecuentemente superan los diez minutos entonces tiene mucho más sentido. Durante esa hora tocaron “Equus” y “Suspyre” del último Exul y luego una de cada uno de sus otros tres álbumes, Mucho riff retorcido, contraste de voces entre los rugidos de Xenoyr y las voces limpias de Tim Charles y obviamente los acompañamientos de violín de este último, uno de los elementos esenciales de la fórmula de la banda. Desde ya que todos los músicos sonaron sólidos, con el público acompañando de manera discreta pero respetuosa: ya con diez horas de festival encima, muchos se veían bastante cansados.

A las 20:45 en el escenario principal, Tom Morello comenzaba su primera aparición en la historia del festival. El guitarrista de Rage Against The Machine es uno de esos magos de la guitarra que ha influenciado a millones, pero como solista debo decir que su saga “The Atlas Underground” son tres de los discos más inescuchables que haya tenido que soportar: la combinación de sus sonidos guitarreros con géneros como dubstep y trap simplemente no funciona. Por suerte, Morello solo tocó tres canciones de esos discos, con el resto del set siendo variado: “Soldier in the Army of Love” (con la que arrancó el recital y es el adelanto de su primer disco solista “rockero”), “One Man Revolution” (de su alter ego folk The Nightwatchman), el clásico “Like a Stone” de Audioslave, “Gossip” de Måneskin (canción en la que aparece como invitado), covers de MC5, Bruce Springsteen y John Lennon, y obviamente varias seguidillas de tracks de RATM, que tuvieron a todos saltando y bailando, incluso aquellos en las antípodas de las ideas políticas de Morello.

En el Temple vimos a unos veteranos del Hellfest, ya que Emperor aparecía por quinta vez en el póster del evento. Al igual que con Satyricon podríamos decir que lo de Emperor estuvo centrando en los “clásicos”, aunque esto viene con un enorme asterisco si tenemos en cuenta que Prometheus, el último disco de la banda, salió allá en 2001, con reuniones intermitentes desde aquella época, así que toda su discografía se podría considerar como un “clásico”. Pero más allá del tiempo Emperor todavía tienen lo suyo, con “I Am The Black Wizards”, “Thus Spake the Nightspirit”, “Inno a Satana”, “Ye Entrancemperium” y demás clasicos del black metal. Ihsahn parecerá un profesor de matemáticas a simple vista, pero detrás de la guitarra y el micrófono es una bestia, con el eterno Samoth acompañándolo en los riffs y Trym Torson tocando los ritmos con precisión milimétrica.

 

A la 1:00 de la mañana en el escenario Temple, era hora de sumergirnos en la oscuridad de la mano de Anaal Nathrakh. La combinación de black metal, grindcore y metal industrial de la banda es única: recuerdo un comentario diciendo que su debut “The Codex Necro” no sonaba como un disco sino directamente como un exorcismo. Durante muchos años, el dúo conformado por el cantante V.I.T.R.I.O.L. y el multiinstrumentista Irrumator dijo que no iba a dar presentaciones en vivo, probablemente debido a las dificultades de trasladar lo hecho en estudio al contexto en vivo. Sin embargo, eventualmente encontraron la manera y ahora ya es la cuarta vez que se presentan en el Hellfest, con el logo puntiagudo de la banda como única decoración en el escenario. V.I.T.R.I.O.L. a primera vista no parece el tipo más pesado, hasta que abre la boca y deja salir su demonio interno en himnos de brutalidad, violencia y oscuridad como “In the Constellation of the Black Widow”, “Bellum Omnium Contra Omnes”, “Obscene as Cancer” y “Feeding the Death Machine”, entre otras. Con mosh brutal, headbanging y demás, fue en la final “Submission is for the Weak” donde se armó el mayor wall of death de la noche, con V.I.T.R.I.O.L. alargando la canción antes de dar la señal para el comienzo de la brutalidad con el inmortal “Die on your knees!”. Un gran set para quemar los últimos cartuchos de energía de la noche, e irnos a nuestros aposentos para prepararnos para el día siguiente, con el cuerpo dolorido pero contentos por lo que habíamos pasado.

Ya para el tercer día, el ritmo del Hellfest nos estaba pasando factura, pero teniendo la oportunidad de estar en semejante festival, no íbamos a dejar de disfrutar cada jornada al máximo. Así que reunimos fuerzas y el sábado 29/06 nos dirigimos nuevamente a los terrenos del festival para continuar.

DIA 2

En el segundo escenario y con la narración de Christopher Lee anunciando su salida, las leyendas Rhapsody of Fire patearon la puerta con la tremenda “Unholy Warcry”, una elección perfecta para comenzar el concierto. La idea de un Rhapsody of Fire sin Luca Turilli en la guitarra ni Fabio Lione en las voces siempre me hará ruido, pero el tecladista Alex Staropoli ha hecho todo lo posible para mantener la banda adelante, con Giacomo Voli siendo un gran reemplazante con sus gritos agudos y Roberto De Micheli estando a la altura en sus riffs de guitarra. “I’ll Be Your Hero”, “The March of the Swordmaster”, “Dawn of Victory” y demás canciones tuvieron a la gente disfrutando de su buena dosis de power metal de fantasía, olvidándose de sus problemas por un rato y sumergiéndose en tierras de magia y aventura.

Más tarde en el Valley vimos al trío belga Brutus. Difícil de describir su propuesta, con la baterista Stefanie Mannaerts también aportando sus voces etéreas en medio del ruido creado por los riffs del guitarrista Stijn Vanhoegaerden y el bajista Peter Mulders, sumiendo al escenario en una atmósfera de distorsión y catarsis: “post metal” es la etiqueta más usada, y creo que les calza perfecto. “War”, “Liar” y “What Have We Done” fueron algunas de las presentadas, con Mannaerts golpeando la batería con violencia y precisión en partes iguales al igual que sus compañeros, dando uno de las mejores presentaciones del Hellfest.

 

 

Extreme dio todo un espectáculo en el escenario principal a las 18:30, algo que se podía apreciar a simple vista con la pantalla de fondo mostrando imágenes de carteles de neón, bares y casinos, similar a la de su álbum “II Pornograffitti”. Extreme es una banda extremadamente entretenida de ver, con la energía que Gary Cherone le pone a sus voces y los riffs glam/funk de Nuno Bettencourt imprimiendo su identidad a estas canciones. “Decadence Dance”, “Get The Funk Out” y “It (‘s a Monster)” son de esos tracks que encienden al público, mientras que “Midnight Express” es una muestra de virtuosismo al servicio de las melodías, y “More Than Words” es una balada perfecta.

 

Volviendo al Valley, era momento de sacar el delineador y vestirse de negro para la salida de Chelsea Wolfe. La estadounidense ha estado trabajando horas extra creando una de las discografías más destacadas de la última década y media, con un sonido que le ha llegado tanto a los fans góticos, a los metaleros y hasta podríamos decir que a los hipsters, con su mezcla de rock gótico con elementos folk y más de un coqueteo con el doom metal: grabar un disco en conjunto con Converge ciertamente debe haber hecho que le llegara también al público punk extremo. Wolfe dio comienzo a su set con la oscura “Whispers in the Echo Chamber” de su aclamado She Reaches Out to She Reaches Out to She, que va pasando de la calma gótico / electrónica al ruido de las guitarras en una dinámica adictiva, con la cantante aportando sus voces susurradas características. “Feral Love” es más electrónica sin dejar de ser poderosa, mientras que “House of Self‐Undoing” tiene una batería como para ponerse a bailar en medio de la oscuridad. La dinámica de rock gótico, electrónica y ruido se mantiene a lo largo de toda la noche, hasta llegar al final con la acústica “Flatlands”, donde sólo con una guitarra acústica acompañándola Chelsea Wolfe nos hipnotiza con su voz, un momento maravilloso.

DIA 3

Ahora, está clarísimo que el plato fuerte de este tercer día del Hellfest se iba a dar en el escenario principal a las 22:45 con nada menos que Metallica tomando por asalto el escenario. Te gusten o no los últimos discos de Hetfield, Ulrich, Hammett y Trujillo, está claro que son la banda más convocante del heavy metal, de esas que le llegan incluso a gente que no escucha a ninguna otra banda en el estilo. Pero también está claro que no hay mucho nuevo que se pueda decir acerca de un concierto de Metallica: comenzarán con la inmortal “Ecstasy of Gold” de Ennio Morricone, dando ese toque épico al inicio del recital; “Creeping Death” tendrá a la gente coreando cada línea como un himno y lo mismo se podrá decir de “Hit The Lights”, “For Whom The Bell Tolls”, “Nothing Else Matters” y cualquier otro clásico enorme de la banda. Las canciones más nuevas como “72 Seasons” y “Lux Æterna” recibirán una acogida que podríamos llamar “aceptable”, pero sin encender a la gente como las más antiguas. James Hetfield hará lo suyo, cargándose al hombro la tarea de comunicarse con la audiencia; Ulrich cumplirá con su tarea decente como baterista; Hammett ejecutará sus solos y Trujillo seguirá estando demasiado sobrecalificado para su tarea. No necesitan leer todo esto para saber lo que pasó: fue un recital de Metallica y eso es lo que importa.

 

DIA 4

Para el último día del Hellfest, decidimos arrancar con algo bien fuerte, como para despertarnos de un golpe, y los primeros que vimos en el escenario principal ese domingo fue a High On Fire. Un set de apenas media hora para unas leyendas tan grandes del metal me parece algo criminal, pero el trío aprovechó el espacio para lo que mejor saben hacer: escupir riffs. La banda del cantante y guitarrista Matt Pike y su torso tatuado constantemente desnudo estuvo presentando Cometh The Storm, uno de los mejores álbumes del 2024 y al que dedicaron todo el recital con excepción de la anteúltima “Snakes For The Divine”. Fue así que tuvimos “Karanlık Yol”, “Burning Down”, “Cometh The Storm” y “Darker Fleece”, con la guitarra de Pike exudando distorsión a diestra y siniestra y al bajista Jeff Matz y el baterista Coady Willis siendo una base instrumental perfecta para apoyarlo. Sin mucho más para decir excepto que los tres son una aplanadora en vivo.

 

Frank Carter & The Rattlesnakes pueden sonar como un nombre más adecuado para un grupo de rockabilly que para uno de hardcore punk, pero viéndolos en el segundo escenario queda claro que los ingleses exploran varios matices en su sonido. Con su último álbum “Dark Rainbow” adoptando un estilo más pop rock, que ha generado opiniones divididas entre los fans, las presentaciones en vivo del grupo siguen siendo espectaculares. La presencia y la voz de Frank Carter aportan una intensidad característica a las canciones, independientemente del estilo. Es así como la lenta y melódica “Can I Take You Home” no parece fuera de lugar al lado de canciones como “Kitty Sucker”, aunque las diferencias se vuelven más evidentes hacia el final con “I Hate You”. Sin embargo, la diversidad fue disfrutada por el público.

Enfilando al Valley estuvimos en el set de Therapy, los rockeros norirlandeses que regresaron al Hellfest tras una década. Los comandados por el cantante y guitarrista Andy Cairns y el bajista Michael McKeegan tomaron control del escenario con sus riffs erráticos y ruidosos. Con una mayoría de canciones salidas del clásico Troublegum pero también un par del reciente Hard Cold Fire, el trío dio una actuación de rock energético: seas punk, metalero o alternativo, Therapy? es la clase de banda que le puede llegar a todo el mundo, como se evidenció con la gente cabeceando clásicos como “Knives”, “Screamager” y “Die Laughing”.

 

Unos que no tuvieron suerte en el Valley fueron los Crosses (o †††, como es la manera oficial de escribir el nombre), el grupo encabezado por Chino Moreno de Deftones. No porque la fórmula de la banda, con sus sonidos electrónicos oscuros mezclados con una base rockera, no funcionara, o porque la actuación misma de la banda no estuviera a la altura, porque estamos hablando de uno de los frontmen más enérgicos del rock y el metal, sino porque tras iniciar con “Invisible Hand” y “†his Is a †rick”, a la mitad de la espectacular “Ghost Ride” el micrófono de Moreno falló y la banda tuvo que parar el recital durante nada menos que 40 minutos. Tras solucionar el problema volvieron al escenario y pudieron tocar un par más cómo “Bi†ches Brew” y “†elepa†hy” que animaron mucho al público, pero está claro que un recital acortado no es algo que haya estado entre sus planes.

Y ya para cerrar todo de una vez por todas, a las 23:00 Dimmu Borgir tomaron control del Temple. Aunque al principio el micrófono de Silenoz estaba directamente apagado al comenzar “Raabjørn speiler draugheimens skodde”, el problema técnico se solucionó rápidamente, dándonos la oportunidad de disfrutar la potencia de la banda en vivo. Está bien, admito que Dimmu Borgir no es la banda más respetada por el fan “kvlt” del black metal, pero queda claro que el espectáculo del sexteto es extremadamente profesional, y los teclados cursis son mi debilidad, perdonen. Así pasaron “Progenies of the Great Apocalypse”, “Spellbound (by the Devil)” y “The Insight and the Catharsis” por nombrar algunas, con los clásicos como el fuego saliendo de las plataformas en el frente durante “Council of Wolves and Snakes” y Silenoz siendo mucho más comunicativo y hasta diría carismático que el frontman promedio del black metal. Y el público respondió con mucho entusiasmo, con mucho headbanging casi sincronizado y hasta haciendo crowdsurfing. A los noruegos no se les perdonará el que le llegaran a un público por fuera del black metal, pero han aprovechado los medios para dar un buen espectáculo.

Fue así que llegamos al final del Hellfest, retirándonos del lugar para ir al hotel y tener el equipaje ya preparado para irnos temprano en la mañana del lunes. Más allá de quedar con el cuerpo adolorido y la mente un tanto aturdida después de tanta música a todo volumen, fue bueno poder experimentar uno de los mejores eventos de la música pesada mundial. Y, obviamente, esperamos poder repetir en el 2025.

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