Haken brilló y maravilló en su regreso a Buenos Aires
La banda inglesa Haken retornó a suelo argentino después de poco menos de dos años y le dio una noche inolvidable a sus fanáticos. Durante dos horas, el sexteto británico maravilló a los cientos de personas que colmaron la Sala Caras y Caretas el pasado martes 29 de abril. La cita se dio en el marco de su gira latinoamericana, en la que continúan con la promoción de su último disco, “Fauna” de 2023.
Con casi 20 años de carrera, Haken clavó su bandera firmemente en el suelo de la escena progresiva internacional para convertirse en uno de sus más importantes referentes de la era moderna. Cabía esperarse, entonces, que el recinto ubicado en Sarmiento 2037 tuviera ocupada casi la totalidad de su aforo, como terminó sucediendo. El murmullo y la expectativa era muy grande dentro de la sala, aún más cuando el retraso en el inicio del acto soporte incitó a las palmas y coros de la gente.
A las 20:05, los veteranos Fughu salieron al escenario. Si la idea era generar un ambiente ideal para esperar al acto principal, no solamente cumplieron, sino que superaron con creces la tarea. En los 35 minutos que estuvieron sobre las tablas (y entre el público), la banda desplegó una propuesta progresiva que impactó tanto desde lo musical como en la puesta en escena, la cual contó con distintas interpretaciones y disfraces en cada canción. La vara había quedado muy alta de cara a la salida de los londinenses.
Siendo las 21:05, las luces se apagaron y la anticipación se hizo oír en las voces de la gente. En manada, los seis integrantes ingresaron en escena y comenzaron su despliegue con “Puzzle Box”, ante el continuo aliento de los asistentes. “Atlas Stone” y “Beneath The White Rainbow” fueron las siguientes canciones del set, durante el que el cantante Ross Jennings fue el único que aprovechó la extensión del escenario para moverse y estar más en conexión con el público.
En ese sentido, también el frontman se encargó de empoderar a quienes estaban sentados en la planta baja del lugar para que salgan de sus asientos y haya un poco de movimiento. Es verdad que la presencia de butacas impidió, al menos durante una buena parte del espectáculo, que el público pueda tener la movilidad típica de este tipo de conciertos. Sin embargo, a partir del cuarto tema, “Cockrach King”, no había butaca ocupada y todos los ubicados en el piso inferior comenzaron, lentamente, a ocupar toda la superficie del sector. El ambiente ya empezaba a ser más habitual y se podían visualizar grupos de cabezas subiendo y bajando a los saltos en cada canción.
El despliegue técnico de la banda fue admirable, tanto que no hubo un solo fallo en la ejecución de las piezas, que en su mayoría fueron tan complejas como extensas. La conjunción de esto con el impecable sonido y la acústica del lugar dieron pie a una experiencia auditiva muy agradable para el oído. Hubo solo un pequeño traspié en el pad electrónico que acompañaba a la batería de Raymond Hearne, que emitió algunos chasquidos producto de una mala conexión durante el primer tema del set, pero el bajista Conner Green ayudó a la solución del inconveniente rápidamente.
El bis estuvo compuesto únicamente por la antológica y espectacular “Visions”, que durante 22 minutos ayudó a cerrar con broche de oro. El público no detuvo sus aplausos hasta que la agrupación se dirigió por última vez hacia el backstage y dar por terminada la noche. Los británicos cumplieron con su fanaticada argentina, que se retiró de la Sala Caras y Caretas más que satisfecha y con ganas de volver a ver a HAKEN en vivo en los años venideros.
Fotografía: Ale Reggiani | Crónica: Nicolas Cardinale