BEAT: una clase magistral de música bajo el reinado de King Crimson
Cuenta la leyenda que en una época existía una banda conocida como King Crimson, que se movía en las sombras del rock sinfónico. En los años 70, contaba con algunos seguidores leales, pero no lograba atraer a las multitudes que seguían a grupos como Yes y Genesis, eran días en los que el rock dominaba la escena musical, extendiéndose como un delta a lo largo y ancho del panorama sonoro. Al igual que con los dinosaurios, se ha popularizado la idea de que el rock sinfónico fue aniquilado por un impacto meteórico llamado punk, dando paso a una forma más sencilla conocida como new wave. Sin embargo, la entidad denominada King Crimson mutó y evolucionó, convirtiéndose en una nueva generación apta para la década de los 80. Un King Crimson renovado que dejó tras de sí una trilogía de álbumes venerados, comparables a las pirámides de civilizaciones antiguas. BEAT recoge ese legado y lo transporta a 2025, con la participación de Adrian Belew y Tony Levin, quienes son supervivientes de aquella segunda encarnación de King Crimson.

Tony Levin, integrante de BEAT ahora y de King Crimson en los años ’80. Aunque también bajista de la banda estable de Peter Gabriel desde fines de los años ’70, con múltiples trabajos paralelos como los Stick Men, discos solistas y en colaboración, sesionista en álbumes de John Lennon, David Bowie, Paul Simon, Tom Waits, Yes y Pink Floyd, entre otros, incluso con los argentinos Fernando Kabusacki y Fernando Samalea
El fundador y líder de King Crimson, Robert Fripp, no es parte de esta segunda vuelta, en su lugar tenemos a Steve Vai, sin dudas uno de los guitarristas más virtuosos de la historia. En cuanto al hombre detras de la bateria, Bill Bruford fue reemplazado por Danny Carey, baterista de Tool, una compleja maquinaria metálica.
- Tony Levin y su stick, que por momentos abandonaba por un bajo tradicional
- Steve Vai, faltan las palabras para describir su virtuosismo con la guitarra
- Adrian Belew, cantante principal, y guitarrista
- Danny Carey, baterista de Tool

Ni Charly García quiso perderse el recital de BEAT y disfrutó en el vallado del sonido contundente y complejo del King Crimson de los años ’80.
Sin mucha parafernalia ni ostentación escenográfica, tan sólo un elegante elefante salido de Discipline -disco de King Crimson donde Adrian Belew emulaba el sonido de un elefante con su guitarra en Elephant Talk-, eso fue suficiente para dar el marco a la noche en que BEAT hizo vibrar al Movistar Arena solamente con su música, tan compleja y contundente, con el sonido del stick de Levin (un híbrido de guitarra y bajo que produce melodía pulsando sobre el diapasón) y los sobervios riffs de Vai.
















