Baroness se entregó a su público en su esperado regreso a Buenos Aires
Seis años después de su primera y única visita a nuestro país, Baroness volvió a pisar fuerte las tablas porteñas. El pasado 27 de febrero, el conjunto estadounidense se presentó en Uniclub con una actuación potente y muy íntima.
Las puertas del local ubicado a media cuadra del Abasto se abrieron a las 19, con poca gente haciendo la fila del ingreso. El ambiente estaba calmo, a pesar de que el calor y la humedad hicieron estragos, aún más cuando la pista empezó a llenarse de más personas. Sin embargo, en la primera hora el lugar no albergaba más de 100 personas.
En estas circunstancias, Monje, la única banda soporte de la velada, tocó a partir de las 20. El sonido fue impecable de principio a fin y el grupo se mostró muy agradecido del lugar que ocupó en esa noche. El conjunto aprovechó para continuar la promoción de su último disco, “Culto Al Fin De Los Tiempos” de 2023, además de dar a conocer el resto de su repertorio. Tras su despedida a las 20:55, el público le dio un cálido aplauso y quedó a la espera del plato principal.
Cuando se hicieron las 21:30, las luces se atenuaron (como si estuvieran haciendo alguna prueba) y la música que salía por los altavoces seguía sonando. Pero, durante este contexto, desde detrás de escena fueron apareciendo los integrantes de Baroness, sin ninguna anticipación como suele esperarse de este tipo de espectáculos, lo que dio una sensación de cercanía agradable con la banda. Con la interpretación de “Last Word”, la fanaticada nacional desató su locura que no cesaría por el resto de la noche.
Los liderados por John Baizley dieron una actuación soberbia en la que todos los integrantes interactuaron continuamente con el público. Tal es así que, previo al tema “March Of The Sea”, un fanático le mostró un cartel al frontman en el que había un pedido para tocar con ellos, a lo que la banda accedió. Lo subieron al escenario, la guitarrista Gina Gleason le prestó su instrumento y bajó del escenario para ver a su reemplazante momentáneo. Durante unos minutos, el fan de nombre Martín se sintió parte de la banda y dio su propio espectáculo, bajo una lluvia de aplausos del resto de la muchedumbre.
Después del encore, el cantante y guitarrista se dirigió a los asistentes para agradecerles que hayan estado allí. Además, comentó que es muy importante para ellos hacer que el público forme parte de la banda. El agradecimiento fue aún mayor teniendo en cuenta que, a pesar de lo cercano que fue el anuncio del concierto con la fecha del mismo, la gente se hizo presente en el recital, llenando cerca de 3/4 de la estancia.
También cabe destacar que la lista que tocaron fue un poco más extensa de lo habitual en lo que llevan de tour por Sudamérica. En las tres presentaciones que tuvieron en Brasil, por cuestiones de agenda, solo tocaron 10 canciones en una hora. Pero en el caso de la fecha en Buenos Aires, el conjunto apostó por un setlist de 16 canciones y más de una hora y media de show, lo que dejó muy contenta y sorprendida a la gente.
Tras finalizar los últimos acordes de “Take My Bones Away”, el bajista Nick Jost se tiró al público para celebrar. Por su parte, el baterista Sebastian Thomson (que tocó casi todo el set con un piluso de River) tiró sus baquetas para que alguna persona con suerte se las pueda llevar de recuerdo. Así concluyó una presentación tan potente como íntima, con un sonido excelente, una fuerte complicidad banda-público y la esperanza de ambas partes de que puedan a volver a reunirse en un futuro cercano.
Crónica: Nicolás Cardinale / Fotografías: Eushy Fernandez